martes, octubre 18, 2016

Y los R&Q ganaron la posición.

En el tiempo del Gran Tranque las cosas así se sucedieron.
Antes del 17, el cronograma de entrega era, y la ruta consideraba llegar frente al muro. Se contaba al principio con 5 bateas y ellas ingresaron hasta el punto señalado. Descargaron las preciadas piedras y con ellas se tenía el primer ingreso del principal material de construcción.
Ahí, en esos tiempos, estaba el señor de las piedras señalando su propósito de ser los mejores proveedores y partir en la entrega, ya que el ingreso estaba atrasado por los VP. Teniendo como partida el kilómetro cero y la finalización frente al gran muro de contención. Pero la ruta concebida estaba quebrada.
El circuito era extenso y, además, lento. No adjudicándoselo, en un 100%, a la velocidad de la escolta; sino, a la modelación de la ruta. Se podía atravesar por otra vía, pero la seguridad había hecho su trabajo y consiguió hacerla, demasiado, extensa. Ahí sonaron las primeras alarmas de un errado trato, por desconocimiento del terreno y también por incapacidad del proveedor para mover su producto.
En los alcances, el señor de los bolones revelaba que no estaban preparados dado que el trato no contemplaba un trayecto tan largo y la inversión de tiempo dentro del proyecto, retrasaba sustancialmente su responsabilidad de entrega de material. Argumentó que: en los cuarteles generales de Sewellman y Cobre, se habían equivocado y no sabían de la ruta ni del punto de descarga.
Prontamente se corrigió el punto de descarga y se fijó el PK: 4.400. Un número que deberá ser recordado como el punto de la primera y masiva descarga de bolones para los drenes. Ahí se escoltaron bateas y lo más probable era que ya estaban mentadas las tolvas acreditadas. No obstante, se aproximaba el invierno y éste trajo consigo el inminente retraso al flujo de descarga requerido.
Muchos elementos se entrelazaron para que el cronograma de entrega, estipulado en la orden de compra, no se lograra. Tanto el clima que mermó el camino auxiliar; el no contar con un camino industrial y el primer PK de descarga (próximo a los drenes) También se le sumaba la incapacidad de respuesta del proveedor.
Se instruyó a todos los que participaban a dejar fluir, lo más posible, el ingreso de material y muchas opciones se trabajaron para la adecuación del ingreso de las piedras: Corregir posición de descarga, aumentar el flujo con más camiones y aumentar las horas de trabajo. Todo estaba enfocado para que ingresara el material y se pudiera declarar avance en el proyecto de construcción de los drenes. No obstante, siempre existía una condición que retrasaba el cronograma.
Los principales problemas se manifestaban en el orden de las comunicaciones. Se hizo evidente de principio a fin, que el CVA y la viveza pueril, habían truncado las más básicas condiciones de honestidad y la provisión de los bolones torció todo, hasta quedar sembrada la desconfianza de los que hacían de celadores y procuradores del ingreso del principal material de los drenes.
Continuará…
 
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